miércoles, 20 de mayo de 2015

En Francia, la «generación inédita» está sorprendiendo a propios y extraños.


Juventud católica francesa: saciada de progresismo eclesiástico y laicismo político, ávida de una sociedad con valores morales


Fuente: /www.tradicionyaccion.org.




El año 2013 cientos de miles de católicos tomaban las calles en Francia para protestar contra el “matrimonio” homosexual.

Lo que nadie esperaba: emerge en Francia una nueva generación de católicos cada vez más conservadores y comprometidos con la renovación moral del país, que da las espaldas al clero progresista y a los decrépitos «valores republicanos» del laicismo, con un marcado sentido de militancia. El hecho no se restringe a Francia, pero es allí donde se manifiesta como la faceta más saliente de un fenómeno que es mundial: una nueva leva de católicos comprometidos en la defensa de la institución familiar y en la vigencia de la moral en la sociedad.

Por sus características, esta juventud ha causado consternación a la misma Conferencia Episcopal francesa, afirma el vaticanista Jean-Marie Guénois en la revista «Figaro Magazine». Sucede –explica– que el episcopado francés está con «mala conciencia» por haber cortejado durante décadas al socialismo y al comunismo, bajo pretexto de «conquistar la clase obrera».

Pero tras «modernizarse» al punto de diluir la identidad eclesiástica hasta hacerla casi irreconocible, a finales del siglo XX la Conferencia Episcopal se percató de que con ello había perdido su influencia sobre una clase trabajadora cada vez más conservadora y refractaria a la prédica revolucionaria.

Entonces el órgano episcopal cambió de estrategia, buscando presentar una nueva imagen de «Iglesia joven», desacralizada e igualitaria. ¿El resultado? «Hoy –dice Guénois– puede haber perdido su propia juventud», es decir, al sector católico juvenil, incluyendo buena parte del clero joven.

Muchos obispos –agrega–, aunque se jactaban de su argucia en leer los «signos de los tiempos», han mostrado una inexplicable «ceguera» al ignorar la inmensa transformación ocurrida en el espíritu de esos jóvenes, cada vez más orientados hacia valores familiares y tradicionales.

Podemos mencionar un hecho característico, que hemos acompañado de cerca: mientras en el año 2013 cientos de miles de católicos, en su gran mayoría jóvenes, tomaban las calles en Francia para protestar contra el proyecto de ley socialista de «matrimonio» homosexual, el Consejo Familia y Sociedad del Episcopado francés se movía en sentido exactamente opuesto. Y en vez de rechazar categóricamente tales uniones antinaturales, exhortaba a que se valore la «riqueza» contenida en la amistad homosexual y proponía otorgar a las parejas del mismo sexo una «unión civil mejorada»...

¿Qué significa ahí «mejorada»? Para el católico, habiendo una situación de pecado la única forma posible de «mejorarla» es abandonarla, tal como mandó Nuestro Señor: «no peques más» (Juan, 5, 14 y 8, 11). Pero para el órgano episcopal «mejorar» esas uniones pecaminosas y antinaturales parece ser favorecerlas, dotándolas de un beneficio legal a su medida...


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