miércoles, 1 de abril de 2015

En ambos casos se trata de tejidos del siglo I que pudieron envolver el cuerpo muerto de Jesucristo.


Aumenta la evidencia de que la Sábana Santa y el sudario de Oviedo cubrieron el mismo cuerpo




https://www.youtube.com/watch?v=w3nxm-Jniu4

Son dos telas distintas: una se conserva en la catedral de Turín (Italia); la otra, en la catedral de Oviedo. Hay toda una corriente que considera que en ambos casos se trata de tejidos del siglo I que pudieron envolver el cuerpo muerto de Jesucristo.

La gran tela de Turín, la sábana Santa, habría cubrido todo su cuerpo como una mortaja. El paño de Oviedo, más pequeño, habría tapado su cara. Al parecer, primero se usó el paño de Oviedo en el rostro del cadáver, y después la gran sábana que hoy está en Turín.

Con un moderno microscopio en Murcia


La novedad de las últimas investigaciones viene de los estudios con instrumental moderno (microscopios de barrido electrónico) de la Universidad Católica de Murcia (UCAM), que parecen reforzar que ambas telas cubrieron al mismo cadáver.

Ya en investigaciones anteriores se señaló que ambas telas tienen manchas de sangre humana del mismo grupo, el AB.

Además, las manchas de sangre en ambos lienzos parecen encajar en la zona de la cara, lo que solo se explica si los dos lienzos cubrieron el mismo rostro.

Los investigadores de la UCAM han descubierto ahora restos de una planta, la helicrysum,usada durante siglos como cosmético en Oriente Medio y usada por los judíos en el siglo I en enterramientos.

En el estudio del Sudario los investigadores han constatado además fibras de lino, aloe y mirra, papel de pulpa de madera, polen y células hepiteliales, que recubren las superficies interna y externa del cuerpo, formando masas o capas celulares, y sanguíneas.

La UCAM adquirió en 2014 el microscopio de barrido electrónico para investigaciones en temas de criminología, salud, alimentación y arquitectura, entre otras. En el momento de su adquisición se dijo que éste era el mejor microscopio de barrido de Europa. El microscopio permite obtener datos de textura, tamaño o composición de la muestra.

Compatibilidad entre ambas telas
Llama la atención sobre «puntos que evidencian la compatibilidad entre ambos lienzos» en la zona de la frente, donde hay restos de sangre, así como en el dorso de la nariz, el pómulo derecho o el mentón, que «presentan distintas contusiones».

Sobre las manchas de sangre, Miñarro matiza que las huellas que hay en uno y otro lienzo presentan diferencias morfológicas, pero que «lo que parece incuestionable es que los focos, los puntos desde donde brotó la sangre, se corresponden totalmente».

La investigación no prueba que el cadáver que tocaron las telas fuera el de Jesucristo, «pero sí que nos ha puesto en el camino de conseguir demostrar que ambas piezas envolvieron el mismo cadáver».

Por supuesto, si las manchas de sangre hablan de heridas de una corona de espinas en la cabeza y muñecas y pies taladrados por clavos como en una crucifixión, y si se data en el siglo I, la identificación es clara.

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