jueves, 31 de julio de 2014

Entrevista con el cardenal prefecto de la Doctrina de la Fe: ¿nulidad del matrimonio por «evidente falta de fe»?





En un libro-entrevista que lleva por título La esperanza de la familia. Diálogo con el Cardenal Gerhard-Ludwig Müller y que ya está a la venta en español editado por la Biblioteca de Autores Cristianos (BAC), el cardenal Müller, prefecto de la congregación para la Doctrina de la Fe, habla de lacuestión de la comunión a los divorciados vueltos a casar.

La entrevista ha sido realizada el pasado mes de junio por Carlos Granados, director de la madrileña Biblioteca de Autores Cristianos (BAC). Ha sido revisada por el cardenal y tiene como horizonte el próximo sínodo de los obispos, dedicado al tema de la familia.

En el prólogo otro cardenal, el español Fernando Sebastián Aguilar, arzobispo emérito de Pamplona, escribe:

"El principal problema presente en la Iglesia a propósito de la familia, no es el pequeño número de los divorciados vueltos a casar que desean acercarse a la comunión eucarística. Nuestro problema más grave es el gran número de bautizados que se casan civilmente y de casados sacramentalmente que no viven ni el matrimonio ni la vida matrimonial en sintonía con la vida cristiana y con las enseñanzas de la Iglesia, que desearía que fueran iconos vivientes del amor de Cristo hacia su Iglesia presente y que obra en el mundo".

Religión en Libertad ofrece a los lectores la parte de la entrevista en la que el cardenal Müller habla de esta cuestión tan de actualidad y de debate.

– Últimamente, el problema de los divorciados vueltos a casar vuelve a ser centro de la opinión pública. Partiendo de una cierta interpretación de la Escritura, de la tradición patrística y de los textos del magisterio, se han sugerido soluciones que proponen innovaciones. ¿Podemos esperar un cambio doctrinal?
– Ni siquiera un concilio ecuménico puede cambiar la doctrina de la Iglesia porque su fundador, Jesucristo, ha confiado la custodia fiel de sus enseñanzas y de su doctrina a los apóstoles y a sus sucesores. En lo que concierne al matrimonio tenemos una doctrina elaborada y estructurada, basada en la palabra de Jesús, que hay que ofrecer en su integridad.

La absoluta indisolubilidad de un matrimonio válido no es una mera doctrina, sino un dogma divino y definido por la Iglesia. Frente a la ruptura de hecho de un matrimonio válido, no es admisible otro "matrimonio" civil. De lo contrario, estaríamos frente a una contradicción porque si la precedente unión, el "primer" matrimonio o, mejor aún, el matrimonio, es realmente un matrimonio, otra unión sucesiva no es "matrimonio". Es sólo un juego de palabras hablar de primer y de segundo "matrimonio". El segundo matrimonio sólo es posible cuando el cónyuge legítimo ha muerto, o cuando el matrimonio ha sido declarado inválido, porque en estos casos el vínculo precedente se ha disuelto. En caso contrario, nos encontramos ante lo que se llama "impedimento de vínculo".

A este propósito, deseo resaltar que el entonces cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la congregación que ahora presido, con la aprobación del entonces Papa San Juan Pablo II, tuvo que intervenir expresamente para rechazar un hipótesis similar a la de su pregunta.

Esto no impide hablar del problema de la validez de muchos matrimonios en el actual contexto de secularización. Todos hemos participado en bodas en las que no se sabía bien si los contrayentes del matrimonio estaban realmente dispuestos a "hacer lo que hace la Iglesia" en el rito del matrimonio.

Benedicto XVI ha pedido reiteradamente que se reflexione sobre el gran desafío representado por los bautizados no creyentes. En consecuencia, la congregación para la doctrina de la fe ha acogido la preocupación del Papa y un gran número de teólogos y otros colaboradores están trabajando para resolver el problema de la relación entre fe explícita y fe implícita.

¿Qué sucede cuando un matrimonio carece incluso de la fe implícita? Ciertamente, cuandoésta falta, aunque haya sido celebrado "libere et recte", el matrimonio podría resultar inválido. Ello induce a considerar que además de los criterios clásicos para declarar la invalidez del matrimonio, habría que reflexionar más sobre el caso en el que los cónyuges excluyen la sacramentalidad del matrimonio. Actualmente estamos aún en una fase de estudio, de reflexión serena pero tenaz sobre este punto.

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