sábado, 1 de febrero de 2014

Para alcanzar la perfección no bastan los valores sino las virtudes


¿Qué diferencia hay entre valores y virtudes?

por Juan Ávila Estrada


“Las virtudes son hábitos buenos que nos llevan a hacer el bien. Podemos tenerlas desde que nacimos o podemos adquirirlas después. Son un medio muy eficaz para colaborar con Dios, pues implican que hemos decidido, libre y voluntariamente, hacer el bien, es decir, cumplir con el plan de Dios. El objetivo de una vida virtuosa es llegar a ser semejantes a Cristo, no es un perfeccionismo, donde la persona elimina defectos porque considera que no debe de tener tal o cual falla, esto sería un vanidoso mejoramiento de sí mismo. Tampoco es un narcisismo de verse bien, que todos piensen que es lo máximo. La virtud no es una higiene moral por la cual limpio mi persona”.

“Los valores, por su parte, están orientados al crecimiento personal por un convencimiento intelectual: sabemos que si estamos limpios, seremos mejor aceptados por los demás; sabemos que si mantenemos ordenadas nuestras cosas, podremos encontrarlas cuando las busquemos.

Los valores son bienes que la inteligencia del hombre conoce, acepta y vive como algo bueno para él como persona”. El valor es todo aquello que se “valora” como bueno, como deseable, como necesario para la vida. Para alguien puede ser un valor tener un hermoso automóvil mientras que para otro no lo es en modo alguno.

En este sentido podemos decir que los valores son más ambiguos puesto que no todos consideran como valor lo que es para otros; las virtudes son de carácter universal y lo que es una virtud en uno lo es también en otro.


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