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jueves, 2 de enero de 2014

El anteproyecto de «Ley Orgánica para la protección de la vida del concebido y de los derechos de la mujer embarazada», cabe considerarlo como un paso adelante. Pero solo eso, un paso adelante, pues la mejor Ley del Aborto es una ley de Aborto cero


La reforma Ruiz Gallardón

Por Nicolás Jouve de la Barreda
 
Catedrático de Genética, Presidente de CiviCa


Causa asombró el conjunto de reacciones suscitadas tras la aprobación y publicación del anteproyecto de «Ley Orgánica para la protección de la vida del concebido y de los derechos de la mujer embarazada» presentado por el Ministro de Justicia, Ruiz Gallardón y aprobado en Consejo de Ministros del 20 de Diciembre de 2013. No sé qué es más sorprendente, si de quien provienen las críticas, de la ausencia de sus argumentos o de las formas utilizadas por quienes las ejercen. Analicemos cada uno de estos aspectos.

Lo primero que resulta asombroso es la procedencia de los ataques a la reforma, y aquí hay que señalar dos tipos de actores políticos... y reitero lo de "políticos", pues quienes han expresado su oposición se reparten entre los miembros del principal partido de la oposición, y de algunos dirigentes de los partidos que pretenden acceder a un mayor protagonismo del que hasta ahora les han concedido las urnas, y algunos dirigentes del propio partido del gobierno (?). Tal vez, lo menos sorprendente sea la postura de los responsables del primer partido de la oposición, pues esa es su misión y suya es la Ley que tras el trámite parlamentario quedará previsiblemente derogada. Pero el hecho es que la esperada reforma de esta Ley, que afecta a la vida humana, estaba en el programa electoral del PP, en los mismos términos con que ha sido defendido desde el principio por Ruiz Gallardón y queda expresada en el anteproyecto aprobado en el Consejo de Ministros, en contraste con lo ocurrido con la Ley Aído, ausente en el programa con el que gobernó el PSOE y cuyo trámite democrático se caracterizó por su acelerada gestión y la ausencia de escucha a quienes no fuesen destacados defensores de la corriente feminista o abanderados de la ideología de género que la sustenta. ¿Qué clase de democracia es la que deslegitima el derecho a defender una reforma legislativa por un partido que recibió un respaldo mayoritario, en cuya propuesta se incluía esta reforma legislativa? Creo que nadie discutiría que este es probablemente uno de los pocos temas en los que el PP cumple su promesa electoral, aunque sea con un considerable retraso respecto a lo que muchos de sus votantes hubieran deseado.

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