jueves, 26 de septiembre de 2013

Los cubanos están estudiando el "putinismo" para prepararse para una transición. "No quieren correr la misma suerte que los seguidores de Gadafi"

¿Un Putinismo castrista?

por Mary Anastasia O'Grady


La columna de opinión que Vladimir Putin escribió para el New York Times no tuvo una gran acogida entre los estadounidenses. El presidente ruso, sin embargo, tiene admiradores en otros países. Se dice, por ejemplo, que algunos miembros de las fuerzas armadas cubanas estarían estudiando el "putinismo". Los posibles inversionistas extranjeros deberían tomar nota.

Desde el triunfo de la revolución gloriosa de Fidel Castro en 1959, Cuba ha necesitado un benefactor. La Unión Soviética cumplió ese papel hasta su colapso, a inicios de los 90. Cuba recibió otro salvavidas tras la elección de Hugo Chávez como presidente de Venezuela en 1998, quien comenzó a proveer a la isla con petróleo barato como política de Estado.

Incluso así, las vidas de los cubanos están llenas de privaciones. Además, los problemas fiscales de Venezuela van en aumento, lo que pone en riesgo los subsidios petroleros.

La pobreza revolucionaria no es nada nuevo. Pero los mandamases del régimen en La Habana temen que Raúl Castro enfrente serios disturbios sociales tras el fallecimiento de su hermano Fidel, que tiene 87 años y una salud frágil. Su reto es encontrar formas de alimentar a la isla sin ceder el poder, lo que podría ser fatal para algunos de ellos.

El modelo de Putin ofrece una salida. Permite realizar elecciones nominales en las que la oposición obtiene algunos escaños en el Parlamento. En el frente económico, Putin ha creado un cuadro leal de oligarcas que hacen negocios con los extranjeros.

El ex operador de la KGB puede decir que Rusia ya no es moldeada por la ideología comunista. Sin embargo, tras bambalinas, el putinismo combina el control político autoritario y el capitalismo de amigos para conseguir un férreo dominio del poder.

En un ensayo escrito en Rusia y publicado en abril de 2012, el economista Deepak Lal describió esta mezcla de ganancias para los políticamente correctos y represión para el resto. El artículo, publicado en el diario indio Business Standard explicó que "la acumulación tradicional de ganancias ha sido criminalizada". Lal aludió al trabajo del abogado ruso Vladimir Radchenko y escribió que "hay tres millones de pequeños y medianos empresarios en la cárcel por crímenes económicos".


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