lunes, 22 de julio de 2013

¿Quiénes quieren a Cristina y su gobierno en América Latina? En general, el vistoso zoológico del Socialismo del Siglo XXI.

Cristina Kirchner contra el mundo

por Carlos Alberto Montaner

Cristina Fernández no es muy popular en el vecindario latinoamericano.
Todavía reverbera el comentario de José Mujica, presidente de los uruguayos, ante un micrófono supuestamente apagado: «Esta vieja es peor que el tuerto». Y luego la acusó de terca.

El tuerto, claro, era el difunto Néstor Kirchner, el exmarido en vías de beatificación política por esa extraña costumbre peronista de embalsamar moral y físicamente a los caudillos. (Argentina debe ser el país donde resulta más improbable la posibilidad de «descansar en paz», pese a la milonga que asegura que «morirse es una costumbre que suele tener la gente»).

Mujica luego trató de arreglar la cosa afirmando que la terquedad es una virtud en un país tan difícil como Argentina, pero para que le perdonaran su indiscreción acabó insultando a 44 millones de vecinos.

La esquiva

Dilma Rousseff tampoco la quiere. Hablan poco y parece que la brasileña la esquiva. Anuncian reuniones que luego se cancelan. Es posible que sea una cuestión de Estado, dado el proteccionismo argentino abominado por los empresarios brasileños –como sugiere el profesor Guillermo Lousteau, presidente del Instituto Interamericano por la Democracia–, pero acaso se trate de un rechazo a la personalidad de CFK.

Dilma es una señora más bien tímida, poco dada a los espectáculos mediáticos, mientras la otra dama tiene algo de mascarón de proa, más preocupada por las normales arrugas de un rostro de 60 años, que por la inflación y el desabastecimiento que comienzan a hundir la economía, como suele ocurrir en ese pobre-gran paísperiódicamente.

La clase política paraguaya, colorados y liberales (el 80% de los electores), también la detesta, con la excepción de Fernando Lugo, el prolífico expresidente y exobispo, justamente llamado «padre de la patria» por sus conterráneos. No le perdonan las presiones y ataques cuando el Parlamento destituyó a Lugo y el país fue expulsado de Mercosur.

Chile ha desbancado a Argentina en el liderazgo económico

Con los chilenos ocurre otro tanto, aunqueSebastián Piñera y la derecha que gobierna son demasiado educados para tener un choque público. No la quieren, pero no lo manifiestan. Son diplomáticamente amables, que es la versión aceptada de la hipocresía.

En general, los chilenos, incluidos los de la Concertación de centro izquierda, no tienen buena opinión del comportamiento de la clase política peronista, además de que existe una secreta rivalidad por encabezar a los latinoamericanos en el terreno económico.

Tradicionalmente, pese a los errores y horrores de la conducción política argentina, la economía de ese país arrojaba el PIB per cápita más alto de la región. Parece que los chilenos han desbancado a Buenos Aires y eso los llena de orgullo e incrementa el menosprecio a los vecinos.

Sí la quieren

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