martes, 9 de julio de 2013

Argentina: peronismo si, peronismo no ...

Massa o la oposición

por Ricardo Lafferriere


Hace unos días reflexionamos sobre el “poder” y lo que significaba, en la dinámica política argentina, la imposibilidad material de los sectores no-peronistas de articular una alternativa de relevo. Ante esa impotencia, el peronismo puede resultar nuevamente, decíamos, el ámbito responsable de organizar el próximo turno.

Desde esta columna hemos insistido durante una década en las características cortoplacistas y esencialmente conservadoras del diseño económico kirchnerista. Sin embargo, sería errado afirmar que ese diseño es exclusivo del régimen gobernante. En lo profundo y desprolijidades aparte, el diagnóstico ha perdurado durante décadas porque subyace en el diagnóstico de la mayoría de políticos argentinos, tanto oficialistas como opositores.

Por supuesto, hay excepciones. Sin embargo, la predominancia del “estado cultural” de la sociedad, los comunicadores y la opinión académica sobre el tema no dejó espacio para que esas diferencias se expresaran. El temor a la descalificación desmatizada dejó esas voces en silencio y al país con una aproximación parcial al análisis de su propia realidad.

Nuestra tesis central es que el kirchnerismo inició su gestión en una realidad crítica, en la que sin embargo lo principal de la Argentina productiva estaba intacto. Era una crisis de deuda, financiera y de “papeles”, generada centralmente por el gigantesco endeudamiento durante la década del peronismo-menemista.

Un rebote se avizoraba como inexorable, porque el campo, aún sin sembrar, estaba en plena capacidad productiva, las industrias estaban paradas pero modernizadas y la infraestructura desarrollada en los demonizados años 90 estaba subutilizada, pero allí estaba.

La economía se movía con un ritmo extremadamente ralentizado, pero para que volviera a andar no eran necesarias medidas geniales ni capitales adicionales.

No es el lugar de analizar esa dramática situación del 2001, que requería sin dudas una actitud política fuera del alcance del escenario nacional de entonces, oficialista y opositor.

La solución la impuso la propia realidad: dejar de pagar la deuda y volcar esos recursos al consumo debería producir necesariamente la reactivación, aún en la forma imperfecta en que se dio.

El kirchnerismo sólo continuó el rumbo señalado por Duhalde. A tal punto fue así que ni siquiera cambió el Ministro de Economía.
.....

Leer aquí: http://ricardo-lafferriere.blogspot.com.ar

No hay comentarios:

Publicar un comentario