lunes, 24 de junio de 2013

Argentina - La gran patología que presenta la política argentina desde la crisis del año 2001

Massa, la nueva simulación del PJ
para retener el poder

por Carlos Pagni
Néstor Kirchner intentó que su liderazgo se sostuviera sobre tres asociaciones a las que concedería un rango monopólico. Para administrar la relación con las audiencias buscó una alianza con Clarín. Para garantizar el orden entre los trabajadores ensayó un pacto con Hugo Moyano. Y para encolumnar al electorado detrás de su gobierno se apropió del aparato bonaerense. El primer ensayo fracasó con él en vida. La alianza con Moyano quedó cancelada en 2011, cuando su viuda alcanzó la reelección. El tercer divorcio acaba de producirse. La lista que encabeza Sergio Massa es la demostración de que la disciplina del PJ de la provincia de Buenos Aires se ha quebrado. Ese distrito ha sido la base territorial del kirchnerismo desde que la Presidenta se impuso sobre los Duhalde, en el año 2005.

Algo no está funcionando bien en los mecanismos de percepción de la Casa Rosada. Para aceptar que Massa presidiría una lista disidente debieron esperar a que Ignacio de Mendiguren comunicara a un ministro que había aceptado su candidatura a diputado. Fue el sábado, a primera hora. Hasta entonces, el entorno de Cristina Kirchner seguía confundido por las señales contradictorias que enviaba Massa. Pero el intendente de Tigre había confirmado su candidatura a su familia seis días antes, en la fiesta de cumpleaños de su hijo Tomás. Por supuesto, su secretario Ezequiel Melaraña y el secretario de Gobierno de Tigre, Eduardo Cergnul, conocían desde hacía rato que el paso sería dado. Son su sombra.

La expectativa por esta nueva oferta es otro síntoma de la gran patología que presenta la política argentina desde la crisis del año 2001: su baja competitividad, derivada de un llamativo desequilibrio de poder. La hegemonía que la señora de Kirchner alcanzó en las últimas elecciones, cuando ganó por 54 por ciento sacando sobre su segundo 37 puntos de ventaja, no se ve afectada por un desafío externo, sino por la descomposición de su propia arquitectura. Massa no es un remedio. Es una vacuna. En su composición lleva una dosis de aquello que pretende eliminar. Sólo así puede ofrecerse al peronismo como el agente de una nueva metamorfosis para retener el poder. El fenómeno habría hecho sonreír a José Ingenieros, quien hace 110 años escribió una tesis titulada La simulación en la lucha por la vida.

Massa quizás esté más dotado que otros para intentar esa transición. A diferencia de Daniel Scioli, Francisco de Narváez o Mauricio Macri, proviene de las entrañas del sistema.
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