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jueves, 3 de enero de 2013

El hombre está hecho para la paz, que es un don de Dios.


La aspiración de todo hombre




Homilía de Benedicto XVI. Basílica Vaticana, Martes 1 de enero de 2013. 
En la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios. Jornada Mundial de la Paz

«Que Dios tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros». Así, con estas palabras del Salmo 66, hemos aclamado, después de haber escuchado en la primera lectura la antigua bendición sacerdotal sobre el pueblo de la alianza. 


Es particularmente significativo que al comienzo de cada año Dios proyecte sobre nosotros, su pueblo, la luminosidad de su santo Nombre, el Nombre que viene pronunciado tres veces en la solemne fórmula de la bendición bíblica. 

Resulta también muy significativo que al Verbo de Dios, que «se hizo carne y habitó entre nosotros» como la «luz verdadera, que alumbra a todo hombre» (Jn 1,9.14), se le dé, ocho días después de su nacimiento – como nos narra el evangelio de hoy – el nombre de Jesús (cf. Lc 2,21).
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.... la paz es un don de Dios y que esta unida al esplendor del rostro de Dios, según el texto del libro de los Números, que transmite la bendición utilizada por los sacerdotes del pueblo de Israel en las asambleas litúrgicas. 

Una bendición que repite tres veces el santo nombre de Dios, el nombre impronunciable, y uniéndolo cada vez a dos verbos que indican una acción favorable al hombre: «El Señor te bendiga y te proteja, ilumine el Señor su rostro sobre ti y te conceda su favor. El Señor te muestre su rostro y te conceda la paz» (6,24-26) (1). 

La paz es por tanto la culminación de estas seis acciones de Dios en favor nuestro, en las que vuelve el esplendor de su rostro sobre nosotros.
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Leer aquí: www.es.josemariaescriva.info

(1) 

«El Señor 

  1. te bendiga y 
  2. te proteja, 
  3. ilumine el Señor su rostro sobre ti y 
  4. te conceda su favor. 
  5. El Señor te muestre su rostro y 
  6. te conceda la paz»

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