miércoles, 5 de diciembre de 2012

Vladimir aceptaba plenamente la visión materialista que le habían inculcado en la escuela en la URSS. - Se convirtió en una misa en idiomas que no entendía



Vladimir aceptaba plenamente la visión materialista que le habían inculcado en la escuela en la URSS. Desdeñaba la misa de su madre y se reía de los chicos creyentes. Hasta aquella mañana de Pascua de 1987.

¿Es difícil que un adolescente encuentre a Dios? ¿Y si ha recibido y asumido una formación puramente materialista? ¿Y si todo en el colegio, en la sociedad, desprestigia la fe e impide la evangelización? 

Esa era la situación del joven Vladimir Hryhoriev, cuando tenía 14 años y era un disciplinado alumno de ciencias en la República Socialista Soviética de Bielorrusia

Lo que le hizo cambiar no fue ningún método de evangelización elaborado ni gradual. Ni el ejemplo de fe de amigos cercanos.

Fue una sola misa, de la que nadie le había explicado nada, y, además, en idiomas que desconocía: latín y polaco. Pero no era una misa cualquiera: era una misa de Pascua, llena de alegría y celebración.
.............................

No hay comentarios:

Publicar un comentario