sábado, 22 de septiembre de 2012

La carrera 2012 por la Casa Blanca hunde sus raíces históricas en el dilema de la modernidad sobre el poder político y su contribución al bien común.


George Weigel

Probablemente piensas, amable lector, que la carrera presidencial 2012 es una competición entre Barack Obama y Mitt Romney. Por supuesto es así, en lo que concierne a los nombres que elegiremos el 6 de noviembre. Pero la carrera 2012 por la Casa Blanca es algo más profundo, algo que hunde sus raíces históricas en el dilema de la modernidad sobre el poder político y la forma en que contribuye al bien común.

Es una carrera, por adoptar puntos simbólicos de referencia, entre Thomas Hobbes (1588-1679) y Edmund Burke (1729-1797).

Ambos eran británicos. Ambos ejercieron un profundo impacto en la teoría política moderna. Ambos sabían que la religión y la política -la Iglesia y el Estado- han estado sólidamente entrelazados en la historia de Occidente, aunque en este punto las profundas diferencias entre estas dos figuras paradigmáticas comienzan a perfilarse: Hobbes intentó apartar las convicciones religiosas de la moderna plaza pública, mientras que Burke compartía una visión de la modernidad política que extrajo en parte del rico pluralismo social de la Edad Media católica.

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Leeraquí: www.religionenlibertad.com

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