sábado, 22 de septiembre de 2012

Educar: una tarea que debería producir en quien la acomete entusiasmo, alegría, energía



Entre las consecuencias del hedonismo adormecedor de estos años y la crisis actual está la pérdida generalizada en el docente de la alegría de educar. No imagino una tarea más esencial desde un punto de vista individual y social como la de educar. Una tarea que debería producir en quien la acomete entusiasmo, alegría, energía

“La tarea de la educación es formar a un niño concreto que pertenece a una nación concreta y a una época histórica concreta. Mucho antes de ser un niño del siglo XX, un niño nacido en América o en  Europa, un niño con talento o con alguna tara, un niño es un hijo de un ser humano. Yo, antes de hombre civilizado, al menos espero serlo, y francés criado en los círculos intelectuales parisinos, soy un hombre”. Son palabras de Jacques Maritain. El filósofo francés señala que el fin de la educación es la formación de hombres. 
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