domingo, 22 de julio de 2012

¿Cómo habrá de ser el humanismo para siglo XXI?


Volver al humanismo de la esperanza




 Ángel Gutiérrez Sanz

Uno de los debates culturales más serios del momento actual es el que mantienen entre sí el laicismo y religión. Dos fuerzas que aspiran a asumir la hegemonía cultural de nuestra sociedad, dos polos contrapuestos sobre los que gravita el pensamiento contemporáneo y en medio de estos dos frentes nos encontramos nosotros, los hombres y mujeres del siglo XXI obligados a tomar una postura en consonancia con nuestras aspiraciones personales. El humanismo sin Dios aspira a sustituir al humanismo religioso.

Desde hace tiempo un secularismo sectario nos invade por todas las partes su mensaje no es nada alentador: la religión tiene que desaparecer del ámbito público y quedar relegada a la sacristía, como si se tratara de una amenaza para la sociedad. Su voz debe ser silenciada, sus manifestaciones públicas prohibidas, sus signos y símbolos retirados de los lugares públicos, si algún derecho tiene a existir sería única y exclusivamente en el ámbito estrictamente privado ¿Por qué?... pues porque un Estado debe ser laico que es tanto como decir neutral y la neutralidad es ausencia de religión.
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¿Cómo habrá de ser el humanismo para siglo XXI? A nivel mundial se perciben signos que apuntan en la dirección de una religiosidad renovada capaz de devolver a los hombres y mujeres esa esperanza abierta a la trascendencia que tanto necesita. Presiento que el cristianismo volverá ser en Occidente lo que nunca debió de dejar de ser. Creo sinceramente que el hombre moderno tarde o temprano volverá sus ojos al humanismo de la esperanza, porque es en él donde podrá encontrar la razón última para seguir viviendo. Sólo Dios puede ser la última respuesta de un mundo desesperanzado como el nuestro que se está quedando sin horizonte.  


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