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martes, 26 de marzo de 2013

El gobierno argentino hace uso de inspectores tributarios y boicots publicitarios para castigar a sus detractores

Kirchner busca la ruina financiera 
de la prensa independiente

por Mary Anastasia O'Grady


La presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, considera que los adolescentes de 16 años deben votar y en octubre sus aliados en el Congreso redujeron la edad mínima para votar de 18 a 16 años para que lo puedan hacer. El objetivo, en palabras de una kirchnerista, es "ampliar la base electoral de nuestra democracia".

Se estima que un millón de argentinos son parte de este nuevo electorado. La mayoría de ellos tiene poca experiencia ganándose la vida. Eso los convierte en el blanco demográfico perfecto para el partido de la presidenta a medida que la economía se viene abajo antes de las elecciones legislativas programadas para octubre.

De todos modos, a la hora de inclinar la balanza a su favor, la presidenta no está dejando el resultado en manos de un grupo de chicos. Ha seguido el ejemplo de Hugo Chávez y busca llevar a la quiebra a los medios libres e independientes cortando su acceso a la publicidad.

La oposición argentina ha realizado un constante esfuerzo para persuadir a los votantes de que el país va por el mal camino y los detractores se muestran activos en las páginas de opinión de los diarios independientes. Los artículos noticiosos que aparecen en esos periódicos tampoco ayudan a la presidenta. La semana pasada, por ejemplo, el diario El Cronista informó que "El Vaticano confirmó que la diplomacia argentina en Italia redactó y distribuyó entre ciertos cardenales un dossier sucio para bloquear la posible designación de Jorge Mario Bergoglio como sucesor de Benedicto XVI".

Los diarios independientes también reportan sobre la inflación, que según algunos economistas llegará a 25% este año. El peso, actualmente 40% más débil en el mercado negro que el tipo de cambio oficial, se hunde en una espiral descendente. Los intentos del gobierno para frenar la fuga de capitales con controles cambiarios sólo aumentan el temor a una marcada devaluación.

El reciente anuncio del gigante minero brasileño Vale de que su planeado proyecto de potasio de US$6.000 millones en la provincia de Mendoza ya no es viable refleja la pérdida de confianza empresarial. La compañía, que ya ha invertido US$2.200 millones, paralizó las obras en diciembre, argumentando dificultades debido a la inflación argentina, un peso sobrevalorado y crecientes demandas de los sindicatos y gobiernos locales. Ahora, ha suspendido el proyecto y el gobierno planteó la posibilidad de nacionalizar la inversión.
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Leer aquí: online.wsj.com

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