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jueves, 7 de marzo de 2013

Con la muerte de Hugo Chávez, la dictadura cubana pierde a su «hijo político» y puede verse abocado a otro «periodo especial» como le ocurrió tras la caída de la URSS

La Habana se juega la supervivencia del régimen



por Carmen Muñoz

Con la muerte del «hijo político» de Fidel Castro, la dictadura cubana no solo pierde a su principal valedor internacional sino que, a medio plazo, puede encontrarse sin el petróleo con que ha mantenido a duras penas una economía al borde de la bancarrota desde la caída de la Unión Soviética en 1991. 

El régimen castrista ha desempeñado un papel clave durante toda la enfermedad de Hugo Chávez, durante la que se ha llegado a afirmar —sobre todo en su hora final— que decisiones clave del Gobierno venezolano se tomaban con la connivencia de La Habana. Los castristas sabían lo que se jugaban.


Raúl y Fidel Castro se aseguraron antes de que muriera Chávez de que el «delfín» designado fuera el vicepresidente Nicolás Maduro frente a su rival en el chavismo, el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, un nacionalista menos predispuesto a «regalar» la riqueza petrolera venezolana.

El mismo Cabello envió un mensaje a la Casa Blanca, a través de la embajada de Estados Unidos en Caracas, en el que se presentaba como el líder venezolano que ni quiere a los cubanos ni éstos lo desean, frente a un Maduro que tiene el beneplácito de Cuba, según informó ABC desde Washington.
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Leer aquí: www.abc.es

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